“Most of us have only one story to tell. I don’t mean that only one thing happens to us in our lives: there are countless events, which we turn into countless stories. But there’s only one that matters, only one finally worth telling. This is mine.”
La única historia es, probablemente, una de las novelas de amor mejor narradas de los últimos años. Uno de estos libros que te cansarás de subrayar por la de citas increíbles que alberga. El inglés Julian Barnes domina el arte de la narrativa de una forma tan natural que asusta, y con razón, su nombre cada vez suena con más fuerza como uno de los posibles ganadores del Premio Nobel de Literatura (en este post podéis ver nuestra lista de candidatos para el 2019). Hoy traemos la reseña de La única historia, una novela que, sin duda, perdurará a lo largo de los años.
Sinopsis
En la década de los sesenta, cuando tenía diecinueve años y regresó de la universidad para pasar el verano en casa de sus padres, Paul se apuntó a un club de tenis en el que conoció a Susan Macleod, de cuarenta y ocho años, casada no muy felizmente y con dos hijas ya mayores. Entre ese joven inexperto en asuntos de amor y sexo y esa mujer madura, ingeniosa, inteligente y que bebe más de la cuenta se inicia una relación que marcará a Paul el resto de su vida.
Ahora, muchos años después, él evoca esa aventura juvenil, se confronta con una experiencia que fue crucial e indeleble y rememora los momentos felices, pero también los dolorosos que vinieron después.
El arte de la narrativa
¿Quién es capaz de contar una historia solo de amor en más de 200 de páginas sin cansar al lector? ¿Sin ser demasiado excesivo? Julian Barnes puede estirar y estirar la historia de Paul y Susan hasta que a él le apetezca porque su originalidad, su sencillez y también diría, la naturalidad de su narrativa nos atrapan. Son tantos los detalles de esta historia que el lector incluso piensa que se trata de la propia historia de amor de Barnes.
Si hay algo a destacar de Julian Barnes, pues, es su poder de contar historias. Es un maestro de la narrativa que sin forzarlo comparte una historia sencilla pero con una complejidad interior fascinante a través de las reflexiones, pensamientos y decisiones de nuestro protagonista Paul.
La estructura y la participación del lector
Otro punto a destacar en esta reseña de La única historia es la estructura estratégica de la novela. Barnes ha optado por dividir el libro en tres partes en vez de por capítulos: una primera parte que narra el amor creciente entre Paul y Susan, aquello bonito que vale la pena recordar. La segunda parte aquello que ojalá Paul pudiera borrar de su memoria, la decaída del amor, y una última llena de reflexiones sobre el amor, sobre lo vivido y lo no vivido.
La primera parte está narrada por el propio Paul. Su descripción del amor hacia Susan, las decisiones que toma y su manera de ver la vida impacta al lector: un joven adolescente elige desde el primer momento pasar el resto de su vida con Susan. Cegado por el amor, el lector se siente frustrado: si pudiera, evitaría que Paul empezara con Susan porque conoce el después.
Este después marcado por la decadencia de Susan y sus problemas con el alcohol está cargado de lástima para el lector. Sigue narrado en primera persona y aunque Paul intente a toda costa evitar hablar mal de la relación, los remordimientos empiezan a surgir. El lector desearía gritarle a Paul «te lo dije», «te lo advertí», pero nuestro protagonista optó por esta vida en su momento, sin nadie más a su lado a quien escuchar. Y no porque Susan sea mala para Paul, para nada, pero simplemente haberle advertido que a veces hay que saberse quitar la venda de los ojos.
La última parte, en cambio, está narrada en tercera persona, como una voz muy lejana de Paul. Sin embargo, hay pistas de que sigue siendo el propio Paul el narrador de la historia, pero como su persona, ha ido evolucionando y ahora es más distante, frío, hearthless. Es aquí donde Barnes vuelve a demostrar su arte de la narrativa, en una parte sin ningún tipo de acción, sino simplemente repleto de reflexiones sin llegar a ser pesado o excesivo.
Reflexiones que han cambiado a lo largo del tiempo y esto es lo que nos hace identificarnos con Paul. ¿Quién no ha escrito reflexiones sobre la vida en su libreta que aquel día veía como verdades universales y años siguientes ha tachado? O no hace falta ni escribirlas, solo haberlas pensado… Esta fluidez de pensamientos, la evolución de Paul con sus conflictos y profundidad psicológica, es lo que sin duda me ha enamorado de La única historia.
Julian Barnes ha sido capaz de poner sobre papel todo lo que Paul pensó y sintió sobre Susan. Una relación complicada con la que el lector tendrá un papel de salvador frustrado, como la voz lejana de la tercera parte que intentará ser el amigo de verdad que Paul nunca tuvo. El testigo de la única historia de Paul, vivida con intensidad, honestidad pero sobre todo, amor.
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