parís era una fiesta de hemingway
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Paseo por París: «París era una fiesta», de Ernest Hemingway

Foto principal: derechos de autor Bettmann/Corbis

Hoy os traigo un post algo diferente. No se trata de una reseña de París era una fiesta de Hemingway, el clásico póstumo del escritor: como bien indica el título del post, nos vamos de paseo. Os cuento un poco: este 2021 descubrí el libro maravilloso de París no se acaba nunca de Vila-Matas (aquí podéis leer la reseña). Puedo afirmar que es de lo mejor que he leído nunca. Tuve una conexión inmediata con esta novela, y seguro que algo tiene que ver que París sea mi ciudad favorita: mi primer viaje en solitario donde aprendí a sustituir el turismo de Iglesias por algo mucho más íntimo. Parecerá una tontería pero fue allí donde me tomé el primer café sola, conmemorando sin querer a la época bohemia invadida por escritores, tanto de éxito como Hemingway como frustrados como Vila-Matas en su momento.

El tema es que unos meses después quise seguir con la temática de París y en este momento me di cuenta que nunca había leído esta obra tan personal de Hemingway. Y además, París no se acaba nunca también incluía escenas del americano, así que pensé que sería divertido y curioso leerlas de forma seguida y comparando ambas experiencias. Las sensaciones han sido muy distintas: el mismo escenario y la misma época invadido por dos escritores de éxito pero en circunstancias totalmente distintas.

Con Vila-Matas me moría de la risa con este intento de encajar, de querer ser, de infiltrarse en el postureo bohemio. Con Hemingway ha sido un viaje más confuso: todo le iba tan bien (aparentemente). ¡Qué vida tenía el hombre! Sus rutinas en los cafés, sus vasos de ron, sus contactos por París… Es inevitable sentirse profundamente confusa al pensar en el destino fatal de Hemingway después de leer esta novela. En fin, notiene sentido reseñar una novela así y por lo tanto, de forma un poco egoísta (aprovechando que este verano vuelvo a visitar París), os traigo una breve guía. Que al menos haber doblado las esquinas del libro tenga un uso: si en un futuro próximo volvéis a París (uso siempre el verbo volver porque siempre se vuelve a París) y buscáis pasar unos días fuera de lo común, aquí os dejo toda la ruta de casas, barrios, cafés y bares literarios que Hemingway menciona en su libro París era una fiesta. Por supuesto hay muchos más que el escritor frecuentaba pero mi idea es centrarme solamente en aquellos sitios mencionados en la novela. ¡A vuestra salud!

En París era una fiesta aparecen dos direcciones donde Hemingway se alojó temporalmente: el 74 de la rue Cardinal Lemoine, muy cerca de la pequeña Plaza de la Contrescarpe, y el 113 rue Notre-dame-des-champs, al lado de los Jardines de Luxemburgo, una de las zonas favoritas de Hemingway que también frecuentaba a menudo para dar un paseo y relajarse. Los dos sitios quedan muy cerca el uno del otro: con un paseo de veinte minutos puedes visitar las fachadas de los dos edificios donde Hemingway se alojó en sus visitas a París. 

Además, en la novela aparece varias veces el nombre del escritor Scott Fitzgerald, con quien coincidió y también vivió en París temporalmente. Concretamente, el autor se alojaba con su familia en el 14 de la Rue Tilsitt, muy cerca del mítico Arco de Triunfo.

Ya que estamos con Fitzgerald, Hemingway menciona el Bar Dingo (10 de la Rue Delambre), un sitio donde se veía con Scott. De hecho, fue aquí donde lo conoció por primera vez un día de abril del año 1925, justo después de la publicación de El Gran Gatsby solo   un par de semanas después. Su primer encuentro no fue fluido y la impresión que Hemingway se llevó de Fitzgerald no fue del todo positiva, pero en París era una fiesta narra como luego su relación mejoró. No solo era el meeting point de Hemingway sino que frecuentaban otros escritores y artistas como Picasso o Sartre. Actualmente, el Bar Dingo sigue abierto con un nuevo nombre, Auberge de Venise Montparnasse, y se ofrecen bebidas y cenas muy formales. El sitio está muy cerca de los jardines de Luxemburgo, y por lo tanto, a Hemingway le quedaba cerca de casa.

Al lado del río Sena, se alzaba el restaurante La Pêche Miraculeuse que, como lo describe Hemingway, “era un sitio sacado de un cuento de Maupassant, con una vista sobre el río como un cuadro de Sisley”. Y siempre había que pedir el vino blanco (el muscadet). Desafortunadamente, el restaurante ya no existe pero siempre es buena idea ir de paseo por el Sena y tomarse una copa de vino en cualquier de los bares cerca de la orilla.

Otro de los bares frecuentados por el escritor era el Michaud, también al lado del Sena: era conocido por ser el restaurante de encuentro entre Hemingway y Joyce, junto a su familia. A día de hoy, el lujurioso restaurante como tal no existe y lo ocupa el negocio Le Comptoir des Saints-Pères, que ofrece comidas y cenas.

Pero uno de los nombres que suenan con más fuerza es el de Closerie des lilas (171 Boulevard du Montparnasse). Antes era una café restaurante donde Hemingway pasaba horas escribiendo pero ahora es un restaurante de lujo no apto para todos los bolsillos. Incluso antes de la llegada de Hemingway, el café ya era el lugar de encuentro de muchos poetas y artistas de la época: Duchamp, Fitzgerald, Lenin, Paul Fort, Andy Kaufman, etcétera. Ahora ir a tomar un café no sé si es del todo posible pero siempre podéis ir de paseo por la zona entre el Boulevard Montparnasse y el Boulevard Raspail, una avenida llena de cafés que también servía de meeting point en la época del París bohemio. 

Estos son los sitios que se mencionan en París era una fiesta: por supuesto que existen más, como Les Deux Magots, en el barrio de Saint-Germain-des-Prés, frecuentado por numerosos artistas tales como André Gide, Elsa Triolet, Picasso, Jean Giraudoux, Sartre, Hemingway, así como por los miembros del movimiento surrealista bajo la tutela de André Breton. O bien La Rotonde, en el barrio de Montparnasse. Entre sus visitantes encontramos a Trotski, Diego Rivera, Scott Fitzgerald o Federico Cantú, así como Picasso, quien retrató a dos comensales en el café en su pintura En el café de la Rotonde (1901).

Espero que esta breve guía de París, que ha tomado como referencia la novela de Hemingway, os resulte útil si buscáis la manera más íntima de visitar la ciudad de la luz y viajar un poco en el tiempo.

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