En 1949, cuatro mujeres chinas emigradas a San Francisco se reúnen regularmente para comer dim sum, jugar al mah-jong y hablar. Unidas por sentimientos de pérdida y esperanza, se hacen llamar El Club de la Buena Estrella. Amy Tan explora la conexión entre las protagonistas y sus hijas, ya nacidas en Estados Unidos, un mundo totalmente distinto al suyo.
Desde hace un par de años, empecé a aficionarme mucho por la literatura asiática, sobre todo la china y japonesa. Tenía curiosidad por leer algo de Amy Tan para poder comparar su escritura con la de otros autores originalmente chinos, y saber de primera mano si su literatura se acerca más a la americana o a la china (Amy Tan nació en Oakland, Estados Unidos). El club de la buena estrella fue el libro elegido porque leí que había muchas similitudes entre la ficción y la propia vida de Amy Tan, así que antes de empezar a leer, quise descubrir más acerca de la autora (un ejercicio que recomiendo hacer a todo el mundo).
Los padres de Amy Tan eran inmigrantes chinos que se trasladaron a América en busca de un futuro mejor, debido al conflicto entre China y Japón durante la Segunda Guerra Mundial. Tanto el padre de Amy y el hermano mayor murieron de tumores cerebrales, y fue cuando la señora Tan se mudó a Suiza con la pequeña Amy Tan y su otro hermano. Empezaron las diferencias entre madre e hija, sobre todo por la proyección profesional de Amy Tan: la madre quería que fuera una neurocirujana o una gran pianista, mientras que Amy Tan empezó en el mundo editorial. Mientras que ella emprendía su carrera como escritora, su madre enfermó y cuando esta se recuperó, viajaron juntas a China en 1987. El viaje fue muy revelador y le dio una nueva perspectiva de su relación con su madre: El club de la buena estrella (1989) nació después de esta experiencia.
La novela va precisamente de esto pero Amy Tan no quiso crear solo una madre y una hija sino cuatro madres y cuatro hijas, y de alguna manera repartir su experiencia en distintas familias. Cuatro madres que vivieron en la China más rural para después vivir un cambio brutal en Estados Unidos (San Francisco), y cuatro hijas ya nacidas en el nuevo país, con un conflicto de raíces importante donde cultura y actitud chocan constantemente. Ocho historias que se irán alternando a lo largo de la novela, y donde es fácil ver, si conoces la historia de Amy Tan, pinceladas de su propia vida en cada una de estas historias.
El club de la buena estrella tiene el concepto diferencias como eje central: diferencias culturales y diferencias generacionales.
Las diferencias culturales, en este caso, se encuentran hasta dentro de una misma familia: Amy Tan analiza y profundiza en las relaciones entre madre e hija pero no solo se centra en las diferencias generacionales, sino también en el choque de culturas tan radical, en concreto entre la cultura china y la americana. Unas madres que se han criado con unos valores totalmente distintos y unas hijas que han crecido en un ambiente radicalmente diferente no pueden hacer otra cosa que chocar, y viviremos episodios de mucha intolerancia y poca empatía en estas relaciones familiares.
No solo se trata del conflicto entre madre e hija sino también maneja un conflicto interno de raíces, sobre todo por parte de las hijas: muchas no ubican sus orígenes e inconscientemente sienten que no forman parte de ninguna de las dos culturas.
<<Es como lo que sucedió a China el año pasado, después de casi cuarenta años de haber salido de allí. Me quité mis lujosas joyas, no me puse vestidos llamativos, hablé su idioma y usé su moneda local, pero aun así se dieron cuenta, supieron que mi rostro no era chino al cien por cien y siguieron cobrándomelos altos precios que piden los extranjeros.>> Lindo Jong
Amy Tan nos presenta una reflexión discreta sobre la inmigración: ¿dónde queda el sentimiento de pertenecer? Las madres han tenido vidas extremadamente duras e injustas mientras que el problema de las hijas -o al menos así me lo ha transmitido a mi Amy Tan- es que se sienten solas. A pesar de tener maridos e hijos, se sienten totalmente solas e incomprendidas.
El libro finaliza con un bonito desenlace en el cual Jing-Mei Woo, una de las cuatro hijas, descubrirá más acerca de la muerte de su madre. No solo de la muerte sino de su historia en general. Es el reflejo perfecto de toda la falta de comunicación y las barreras entre madre e hija sobre las que Amy Tan nos insiste a lo largo del libro.
El club de la buena estrella es una novela que recomiendo mucho. A menudo, la literatura china tiene como protagonistas las mujeres y su papel en la China más rural. Es un tema recurrente. En este caso, Amy Tan os presentará la segunda parte: tendremos las historias de las madres, sí, pero a su vez conoceremos también las consecuencias de la inmigración durante la Segunda Guerra Mundial en los lazos familiares.
Podéis adquirir el libro a través del siguiente enlace. Os dejo la edición especial por su 30 aniversario.
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