En 2016, Alejandro Palomas ganaba el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil por su libro Un hijo. Un éxito internacional que se ha traducido a más de 10 idiomas. El 19 de marzo de 2019 se publicó la segunda parte de la historia de Guille, Un secreto. Este post, más que una reseña, quiero tratar de explicar por qué creo que los dos libros de Palomas deberían ser lectura obligatoria -o al menos, sugerida – en las escuelas.
Empiezo con la sinopsis de los dos libros:
Guille es un niño introvertido, con una sonrisa permanente, y siente una enorme fascinación por Mary Poppins. Tiene solo una amiga, Nazia. Hasta aquí, todo en orden. Pero esta apariencia de tranquilidad esconde un mundo fragilísimo y con un misterio por resolver. Las piezas son un padre en crisis, una madre ausente, una profesora intrigada y una psicóloga que intenta comprender qué esconde el niño.
“Un hijo” nos desvela qué hay detrás de esta felicidad superficial de Guille. “Un secreto” continuará su historia pero Guille compartirá protagonismo con su gran amiga Nazia. Sus padres están en la cárcel y se convertirá en la hermana de acogida de Guille. Pero de nuevo, nos encontramos con una niña que parece esconder algo. ¿Cuál es el secreto que guarda Nazia?
Son dos libros maravillosos, tanto para niños como para adultos: ambos presentan una historia similar con un niño de protagonista, contada desde diferentes voces narrativas, incluyendo la del propio Guille, llena de imaginación e inocencia.
Me gustaría, pues, en vez de hacer una reseña del libro, compartir por qué considero que estos libros son imprescindibles lecturas tanto para niños como para adultos:
Obligatorio para niños: inclusión social
La inmigración
Una cosa que Palomas hace discretamente pero, creo, que con la intención de transmitir un poderoso mensajes es la realidad en las escuelas, en las calles. En los libros de Palomas vemos niños de todos los sitios del mundo, empezando por Nazia que es de familia pakistaní. Hay una niña de África, otra de la Europa del Este. Es un detalle que aprecio mucho en la narrativa de Palomas -normalizar la inmigración – y considero que es muy importante saber transmitir esto a los niños para que acepten la diversificación cultural como una realidad, que no existe ningún podium de razas.
Palomas nos descubre la dura realidad de Nazia: lo que espera de ella su cultura y cómo una niña de nueve años debe afrontarlo. Abrirá la mente de los lectores más pequeños y ganarán empatía gracias a tener una mayor información sobre la cultura pakistaní a través del testimonio de Nazia.
Navegando contra estereotipos
Guille es el encargado de ir contra los estereotipos atribuidos a niños y niñas. Desde el primer momento, Guille se declara un fan de Mary Poppins; le encanta cantar, bailar, y esto no es visto con buenos ojos al principio del todo. Aunque la misión de Palomas es, de nuevo, normalizarlo y así lo consigue. En ningún momento el escritor nos hará ver que las aficiones de Guille son extrañas; simplemente diferentes e incluso, valientes. Guille rompe con todos los estereotipos sexistas creados por la sociedad y aprender esto cuando eres más pequeño es vital. Un niño no tiene que ser juzgado si quiere apuntarse a clases de baile como Billy Elliot.
Obligatorio para adultos: los niños hablan cuando callan
Creo que es la lección más importante de los libros de Palomas: los niños tienen la capacidad de mezclar mundos imaginarios con la realidad, como le pasa a Guille con Mary Poppins o a Nazia con la Cenicienta. Pero ¿hasta qué punto saben volver? ¿Hasta qué punto saben diferenciar los dos mundos? La imaginación es la herramienta más poderosa de los niños y Alejandro nos lo transmite en sus historias, pero no debemos fijarnos solo en esta felicidad incesante que muestran, sobretodo cuando sabemos que el niño ha vivido una situación delicada.
Los niños no son tontos. Saben cuándo hay un problema. Lo que quizás no saben todavía es cómo afrontarlo y no entra en su lógica que hablar o compartir con alguien sus problemas es una buena opción. Hay que saber descubrirlos cuando tengamos la sensación de que algo no va bien con ellos. Su manera de defenderse de los problemas, al menos en el caso de Guille y Nazia, es refugiarse en su imaginación hasta el punto de desasociarse de la realidad.
Y ya no solo hablo de niños de 9 años como Guille y Nazia, sino también de niños mayores o adolescentes que, por ejemplo, sufren bullying. Tienen que saber que estaremos allí para ayudarles, y poder conectar con ellos para que se abran a nosotros. La constante felicidad o indiferencia de los niños hacia una cierta situación tiene que ser cuestionada. No siempre vamos a descubrir algo, no siempre los niños estarán mal porque la lógica dice que tienen que estarlo si han pasado según qué, pero al menos intentar entender su capa de felicidad.
En resumen, tanto Un hijo como Un secreto son libros que vas a leer literalmente en un par de horas. Guille y Nazia son fantásticos, las páginas te enganchan por qué necesitas descubrir cuáles son sus secretos, y no te dejarán indiferentes las reflexiones finales.
Foto Alejandro Palomas: El Periódico
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