Hoy os traigo la breve crítica de Guía de cine para pervertidos (2006), una película-documental dirigida por Sophie Fiennes y presentada por Slavoj Zizek. Todos conocemos ya al filósofo contemporáneo, crítico cultural y psicoanalista esloveno, que en esta entrega se dedicará a analizar algunos clásicos del cine desde una perspectiva freudiana.
La verdad es que más que una crítica, esta publicación es una presentación de la película. Slavoj Žižek parte de una idea base: el deseo y la realidad chocan constantemente. Cuando deseamos, lo que estamos haciendo es crear una ficción. Y el cine es la ventana que nos permite hacer estos deseos “realidad”. Como bien él dice: el cine es el arte más perverso que existe, porque no nos dice qué desear sino cómo hacerlo. Las películas, pues, nos permiten reflejar este inconsciente.
El filósofo se traslada – literalmente – a los escenarios de las películas sobre las que habla para ejemplificar sus pensamientos: el sótano de Norman Bates en Psicosis, el hotel con luz verde de Vértigo, el sillón donde se sienta Neo para elegir la pastilla de Morfeo, etc. Realmente esta escenificación da un valor añadido al documental y le da un toque realmente divertido, que se suma al carisma tan auténtico de Žižek.
Su discurso, por otro lado, al principio puede resultar poco accesible y demasiado culto para cualquier público, pero el propio filósofo se encarga a lo largo del documental de que sus ideas queden claras. No os rindáis durante los primeros diez minutos si no entendéis nada.
Žižek sobre todo hablará de las obras de Hitchcock y David Lynch, cuyas películas están llenas de mensajes y símbolos que reflejan este choque de realidades, producciones que esconden un amplio lenguaje oculto. También pasará por Chaplin, Tarkovsky y otros iconos del cine. Sin embargo, me sorprendió que el filósofo se olvidó totalmente de Luis Buñuel: ni una mención, y sus películas por supuesto que podrían analizarse desde esta perspectiva freudiana. Recientemente vi Belle de jour, que podría compararse a nivel “inconsciente” a otras producciones como Blue Velvet de David Lynch.
Para terminar esta crítica de Guía de cine para pervertidos, vamos a hablar del mensaje final. ¿Qué nos quiere decir el cine con todas estas capas tan profundas?
Para entenderlo, veamos un ejemplo. Žižek cita a una persona que juega a videojuegos (un shooter, por ejemplo). Por un lado, tenemos a una persona que en su día a día es tímida, pacífica e insegura, pero por otro lado, cuando juega se siente poderosa y violenta. ¿Se siente que es poderosa y violenta? ¿Qué pasa si la persona es realmente la que es cuando juega al videojuego? Es otro tipo de realidad, y si no es violenta en su día a día es debido a ciertas restricciones sociales, a la propia moral de la persona y otros factores. Pero el videojuego le permite ser esta persona.
En el cine, pues, pasa lo mismo pero a gran escala: se refleja la conducta humana de la forma más pura, poniendo sobre la mesa el plato del inconsciente. El mensaje final del documental, lo que da sentido a todo lo que nos ha explicado Žižek a lo largo de muchos clásicos del cine, lo voy a citar literalmente como él lo dice:
“Para entender el mundo actual, necesitamos el cine, literalmente. Solo en el cine podemos encontrar esa dimensión crucial que no estamos preparados para enfrentar en nuestra realidad. Si estás buscando en la realidad lo que es más real que la realidad misma, busca en la ficción cinematográfica”.
En conclusión, una película imprescindible para cualquier cinéfilo interesado en conocer la capa más profunda de los clásicos del cine que marcaron historia. Se requiere concentración.
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