La autora polaca, Olga Tokarczuk, recibió este año el Premio Nobel de Literatura del 2018 por su «por una imaginación narrativa que con pasión enciclopédica representa el cruce de fronteras como una forma de vida». En este post os traemos la reseña de Sobre los huesos de los muertos (2009), de las pocas obras que de momento se han traducido al castellano; esperemos que con este reconocimiento internacional, las editoriales se animen a comprar más derechos de traducción de Tokarczuk.
Sinopsis
Janina Duszejko es una ingeniera de caminos retirada que enseña inglés en la escuela rural de Kotlina Klodzka, una región montañosa del suroeste de Polonia. Cuando la rutina del pueblo se ve sacudida por una serie de asesinatos que tienen como víctimas a varios cazadores furtivos, Janina, apasionada de la astrología, defensora a ultranza de los animales y obsesionada por la obra del poeta William Blake, intentará resolver por su cuenta los misteriosos crímenes.
Bajo la forma de una novela policíaca y con un original subtexto ecologista, Tokarczuk retrata soberbiamente la sociedad local, cuestionando sin ambages tanto la falta de respeto por la naturaleza como el radicalismo ambientalista, en una de las obras más poderosas y originales de la literatura europea actual.
Reseña Sobre los huesos de los muertos de Tokarczuk
Janine Diszejko es uno de los personajes más auténticos, y también excéntricos, con los que me he topado estos últimos años. Es una mujer bien curiosa que nos narrará la historia en primera persona, quizás desde un punto algo soberbio, aunque aquí también reside la gracia del personaje: si bien su intención era narrar la historia de los asesinatos, se acaba convirtiendo involuntariamente en un diario personal de nuestra protagonista.
La magia de Tokarczuk en esta novela está en su habilidad de mostrarnos las dos caras de la moneda de una forma tan natural: por un lado, la narración de la propia Señora Diszejko que nos hace creer su versión de la vida. Nos metemos dentro de ella y la encontramos sensata e incluso racional. Aunque como lectores sabemos que algo no funciona del todo bien en su cabeza, nos creemos su diálogo sobre la astrología, el activismo y otros temas de la vida.
Por otro lado, aunque Janine sigue siendo nuestra narradora, a raíz de las decisiones y los diálogos de los <<otros>> que la protagonista también incluye en su historia, vemos que la Señora Diszejko sería considerada por la gente de su pueblo algo así como <<la loca de los gatos>>. Hay rechazo y crítica hacia ella, aunque Janine está convencida de sus pensamientos. Una mujer un poco trastornada a quien la soledad le ha pasado factura.
La pregunta aquí es: ¿quiénes somos nosotros para juzgarla? ¿De saber lo que está bien o mal? ¿Está la Señora Diszejko tan loca como los otros ven o realmente sus pensamientos son cuerdos? La aparente locura de Janine queda disfrazada en esta historia a propósito, parece ser que con alguna intención de confundir y sorprender al lector. De hecho, así es: si nos fijamos, es una novela llena de contradicciones -positivamente hablando- que juegan a descolocarnos: ¿una ingeniera de caminos tan creyente de la astrología, por ejemplo?
Lo único que queda claro aquí es que hay que aplaudir a Tokarczuk por haber creado una protagonista tan íntegra, y no precisamente en un ambiente o historia de trama sencilla, ni tampoco con una psicología básica, sino que se trata de un personaje de lo menos común.
Esta doble lectura sobre la vida que comentaba anteriormente, solamente a través del testimonio de Janine, es de lo más interesante. Un ejercicio con el que Tokarczuk parece poner a prueba al lector con una historia que roza la sátira, una historia en la que no quiere que existan <<buenos y malos>>. La novela parece colocar a Janine contra el resto del mundo (a excepción de ese par de amigos), pero Tokarczuk no se posiciona con ella tampoco a pesar de ser la protagonista: escrito con picardía y con humor sarcástico, la propia autora ridiculiza los dos extremos a su manera. Ni un grupo u otro termina de convencernos del todo con sus versiones: ni las ideas radicales de Janine ni las aficiones de los cazadores furtivos.
Conclusión
Para terminar esta reseña de Sobre los huertos de los muertos, solo queda concluir que se agradece la voz de William Blake en cada página a modo de epígrafes, la cual da un toque mágico a la novela. El hecho de que Janine sea tan devota a la obra del poeta, junto a su amigo Dioni, también contribuye en hacer el personaje todavía más interesante y curioso. Polifacética y sorprendente, así describiría a Janine.
Sobre los huesos de los muertos es una buena novela que mezcla dos géneros con mucha sutileza: por un lado, su trama más thriller con los casos de asesinatos, y por otro lado, no olvida el género más literario como tal, donde la autora se asegura de deleitarnos a través de la Señora Diszejko.
Como pega, comentaría que la intención de la autora con esta novela resulta confusa, en cuanto a <<moraleja final>>. Desconozco cómo Tokarczuk equilibraría la balanza: hasta qué punto quería dar protagonismo al tema del activismo, por ejemplo, a esta parte más thriller (o quizás podría decir superficial) y hasta qué punto su objetivo era hacernos reflexionar más sobre otros asuntos algo más profundos: ¿dónde está el límite de la locura? ¿Por qué Janine es como es? ¿Por qué hace lo que hace? Un tipo de preguntas más enfocadas a la psicología humana sobre la que, por supuesto, esta historia tiene mucho de que hablar.
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