Necesito que alguien me diga por qué he tardado tanto en leer a Enrique Vila-Matas. Por supuesto había oído hablar de él pero no ha sido hasta este 2020 cuando he oído su nombre mencionado como merecedor del Premio Nobel de Literatura como escritor de lengua española que finalmente me ha llamado la atención.
Hoy os traigo la reseña de Aire de Dylan. No es su obra más conocida ni la más destacada, pero a mi convenció la ironía ya evidente en el título: se habla de Vila-Matas y el Nobel, y poco se debía imaginar el autor en el momento de escribir esta novela, que Bob Dylan se llevaría el Premio cuatro años después. Sí, el “de Dylan” del título hace referencia al cantante americano.
Esta novela narra la historia de Vilnius, un joven que guarda un asombroso parecido a Dylan (y le encanta recrearse en esta imagen) y cuya principal ocupación es hacer una absoluta apología del fracaso que lo lleva, incluso, a completar un Archivo General del Fracaso. Su padre es el conocido escritor Juan Lancastre, fallecido recientemente y cuyo espíritu clama venganza. Es así como Vilnius trata de hallar a alguien que pueda escribir las memorias de su padre y funda la muy ligera sociedad Aire de Dylan, que intentará desenmascarar a los asesinos al más puro estilo shakesperiano, en el transcurso de una obra teatral.
Enrique Vila-Matas ya lo dijo: «La literatura y el fracaso son la misma cosa… El arte del fracaso es inherente a la práctica de la literatura» Y no ha dudado en integrar esta idea en esta auténtica novela.
Es fácil ver que Vila-Matas aparte de escritor de novelas de ficción también ha dedicado gran parte de su vida literaria a los ensayos. En esta obra concreta, se rompe la frontera entre ensayo y ficción (tal y como el propio autor señaló, como “pensamiento narrado”): hay una trama sobre la extraña vida de Vilnius en una época concreta pero la historia es, a la vez, una reflexión sobre el fracaso, que es claramente el protagonista y el hilo conductor de toda la obra: empieza en una convención sobre el fracaso y termina en un club en la librería Bernat en su forma de «teatro».
Aire de Dylan es una novela pesimista. Porque claro está que si hablas del fracaso tampoco te puede salir una historia muy alegre. Pero… es pesimista pero no es cruel o triste: el gran uso de la ironía e, incluso, me atrevería a decir los toques discretos de realismo mágico (el espíritu del padre que busca vengarse) hacen que se convierta en una novela realmente especial y auténtica.
Es fácil ver las influencias de Vila-Matas y aun así, el autor ha sido capaz de construir su propio estilo literario sin que uno tenga la sensación de que está copiando. Existe esta parte kafkiana en Vilnius, un personaje singular y atrapado en la angustia y las reflexiones existenciales. Psicológicamente complejo y de carácter raro, Vilnius me ha parecido de lo mejor de esta novela. Es un logro lo que ha construido Vila-Matas. Siguiendo con las influencias, claro está que hay Borges en él, por ese trato magistral de la ironía y las pinceladas de realismo mágico, y también Roberto Bolaño, con quien coincidió en tiempo y espacio (os dejo un texto especial de Vila-matas), y es evidente que comparten un estilo bastante parecido.
Es arriesgado tomar las grandes referencias literarias como parte de tu estilo y quedarte en un intento fracasado (más que nunca) de ser alguien; pero Vila-matas, como decía, consigue hacerse un hueco y marcar territorio con su escritura personal.
Sin duda, en lo que queda de año tengo intención de leerme un par de libros más de Vila-matas y conocer mucho más a este autor, que me ha parecido una maravilla. Os dejo un breve fragmento para terminar esta reseña de Aire de Dylan:
<< En ella, en la famosa vida, pensó, todo acaba pareciéndonos tan denigrante que tenemos la impresión de que no puede ser que sea todo verdadero. Y, sin embargo, todo aquello que hemos vivido creyendo que alucinábamos, pues parecía improbable tanta ignominia y degradación juntas, es precisamente lo que constituye el núcleo duro de nuestra única realidad. Vivimos para comprender que la vida repite siempre un mismo guión, traza siempre la misma historia: el relato incombustible de cómo somos educados para ir con el tiempo resignándonos a aceptar que todo eso que se sitúa por debajo de nuestra dignidad, todo eso que tanto nos horroriza, no es más que la única realidad que existe, lo único que la vida nos tenía reservado, el ingrato teatro de nuestro destino.>> (página 217, Booket)
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