A la realidad le gustan las simetrías
y los leves anacronismos.
Ficciones es, probablemente, la obra más conocida de Borges: una colección de cuentos cortos (divididos en dos partes) que, a simple vista, parecen sencillos y rápidos de digerir. Sin embargo, ha sido una de mis lecturas más complicadas y confusas del último año. No en un mal sentido, pero no puedes entender nada de Ficciones sin leértelo dos veces o, al menos, haber leído un poco sobre qué va el tema.
Mientras leía pensaba constantemente en cómo Borges es capaz de escribir de forma tan onírica. Yo tenía la costumbre cuando era adolescente de escribir todos mis sueños en una libreta, que aun conservo, y justo el otro día los leía: obviamente, todo es inconexo e incoherente. Los sueños son así: no hay una línea argumental clara, todo es “mágico”. Hay sueños de tres páginas y otros de dos frases. En cambio, Borges parece ser que tiene un don innato para escribir sobre los sueños de una manera natural y lógica; juega a mezclarlos con la realidad en una trama, y esto a mi me ha fascinado y confundido (mucho) a la vez. Es muy difícil de hacer.
El último cuento se titula El Sur, y ya me lo empecé a leer con mucha atención al saber que Borges considera que es su mejor cuento. Pero… ¿qué tiene este relato? Sinopsis:
El cuento comienza presentando al protagonista Juan Dahlmann quien es secretario de una biblioteca municipal en la calle Córdoba en Buenos Aires. Una tarde de febrero, entusiasmado de haber conseguido el ejemplar de Las Mil y una Noches, no esperó que el ascensor descendiera y subió con apuro las escaleras. De repente algo en la oscuridad le rozó la frente; una arista de un batiente. Dahlmann, después de 8 largos días de fiebre, es llevado a un sanatorio. Es aquí donde a Dahlmann le informan que estuvo al borde de la muerte de una septicemia y llora por su destino. En este punto comienza el supuesto viaje de Dahlmann al sur donde el autor juega con el tiempo y el espacio del cuento haciendo que no sepamos si estamos en el tiempo real o en el tiempo mágico, es decir, si estamos en el sur o en el sanatorio.
Lo confieso: tuve que volverlo a leer para lograr entender. Es decir, entendí toda la trama pero sabía que había mucha más profundidad en el relato y tenía que encontrar en qué momento se estaba quedando Borges conmigo. Porque es un cuento que puede interpretarse de dos maneras: la sencilla, que es la que yo “leí” la primera vez, o la «profunda, ambigua e introspectiva», para decirlo de alguna manera. Porque hay dos interpretaciones posibles:
- Que Dahlmann no ha soñado, todo transcurre en un mismo nivel de realidad.
- Que Dahlmann sueña/alucina a partir de su estancia en el sanatorio, se mezcla realidad con ficción, y ficción dentro de ficción.
Obviamente, la segunda interpretación es mucho más interesante, aunque como lector exigente tienes que preguntarte por qué Borges quería hacer esto.
Borges considera EL SUR su mejor relato porque, aparte de los lazos biográficos que nos presenta la obra, logra combinar una serie de elementos antagónicos y predilectos en su narrativa: la vida con la muerte, la realidad con los sueños, el tiempo, el destino… Borges lo hace de una manera natural que hasta pasa desapercibida en el lector.
El lector, pues, comienza a confundir constantemente el lugar donde se encuentra Dahlmann: se muestran dos lugares paralelos, el sur y el sanatorio. ¿Dónde está realmente?
Borges juega a confundirnos a través de algunas técnicas narrativas como la mezcla de tiempos verbales pero además, nos va dejando algunas pistas a lo largo del relato: a la realidad le gustan las simetrías y los leves anacronismos, nos dice. Un guiño a las realidades paralelas. Y además, no es casual que el libro que Dahlmann tiene en sus manos antes de recibir el golpe es Las Mil y Una Noches, un clásico que nos habla de la posibilidad de cambiar el destino a través de la ficción (la ficción dentro de la ficción). Por lo tanto, la muerte final de Dahlmann: ¿fue real o Dahlmann murió en el sanatorio? ¿Fue una visión fantástica de cómo él hubiera querido morir?
Sintió que si él, entonces, hubiera podido elegir o soñar su muerte, ésta es la muerte que hubiera elegido o soñado. Dahlmann empuña con firmeza el cuchillo, que acaso no sabrá manejar, y sale a la llanura.
Puedes adquirir el libro a través de este enlace y colaborarás con el mantenimiento del blog:
A mí, ‘La casa de Asterión’ del ‘Aleph’ me dejó loco perdido..
[…] un intento involuntario por parte de Auster de acercarse a este estilo onírico característico de Borges (presente en su libro Ficciones, por ejemplo) pero el resultado no es tan exitoso. Si es cierto que […]