«La ciudad y los perros», escrita por Mario Vargas Llosa, es una obra maestra de la literatura latinoamericana y un testimonio contundente sobre la realidad peruana de mediados del siglo XX. Ambientada en el internado militar Leoncio Prado en Lima, la historia sigue la vida de un grupo de cadetes en un entorno caracterizado por la violencia, la brutalidad y la represión. Vargas Llosa no solo refleja la cruda cotidianidad del internado, sino que también expone la corrupción y los conflictos sociales que permean la sociedad peruana.
El Jaguar, el Esclavo y el Poeta, entre otros personajes, representan distintos aspectos de la juventud, la rebeldía y la búsqueda de identidad en un contexto opresivo. Sus relaciones y conflictos reflejan las tensiones de un sistema que busca moldearlos mediante la violencia y el autoritarismo.
Además de su crítica social, «La ciudad y los perros» es una reflexión sobre la naturaleza humana, la pérdida de la inocencia y la lucha por la dignidad en un mundo implacable. Vargas Llosa no escatima en detalles ni en crudeza, lo que convierte la novela en una lectura realmente conmovedora.
Hace un par de años leí la primera novela de Vargas Llosa, «Pantaleón y las visitadoras«, que también me pareció una novela increíble. Sin embargo, me dejó una sensación agridulce y un conflicto moral interior, aceptar que Vargas Llosa es un autor extraordinario pero con quien fuera de la escritura no comparto ni formas de pensar ni ver el mundo. Sin embargo, esto no me ha impedido volver a leerlo, ya que su narrativa es capaz de hacerme sentir, reflexionar y sobre todo alimentar mi pensamiento crítico.
Ahora que he leído «La ciudad y los perros», me parece curioso lo fácil que es vincular ambas novelas por ambientarse en entornos similares y tratar temas universales. Esto parece ser un rasgo recurrente en Vargas Llosa y parte de su personalidad como escritor.
Ambas novelas abordan el tema del militarismo y su influencia en la vida de los personajes y la sociedad en general. En «La ciudad y los perros», el internado militar Leoncio Prado es el escenario donde se forjan las identidades de los jóvenes cadetes a través de la disciplina rígida y la violencia. En «Pantaleón y las visitadoras», el ejército es responsable de una misión peculiar para controlar la moral de los soldados en la selva peruana.
Se analiza también la deshumanización que sufren los personajes debido a la estricta disciplina militar. En ambas novelas, los personajes están sometidos a un sistema que prioriza la obediencia y la autoridad sobre la individualidad y la humanidad.
Sobre todo, el tema central es la corrupción. En «La ciudad y los perros», la corrupción se manifiesta en el internado a través del tráfico de exámenes, el abuso de poder y la impunidad. En «Pantaleón y las visitadoras», la misión de llevar trabajadoras sexuales a los soldados revela la corrupción y el uso indebido de recursos militares. Vargas Llosa transmite su crítica social mediante distintos medios en ambas novelas.
Toda esta corrupción va acompañada de conflictos internos de los personajes en relación a lo ético y moral. Ambas novelas exploran cómo los personajes navegan por entornos corruptos y toman decisiones éticas difíciles. En «La ciudad y los perros», los cadetes enfrentan dilemas morales en un ambiente hostil. En «Pantaleón y las visitadoras», el capitán Pantaleón Pantoja se debate entre su deber y la moralidad de su misión.
Al final, Vargas Llosa utiliza ambas novelas para reflejar y criticar aspectos de la sociedad peruana. «La ciudad y los perros» ofrece una visión cruda de la juventud y la formación de identidad en un sistema represivo, mientras que «Pantaleón y las visitadoras» aborda temas de hipocresía social y doble moral. Al vincular estas dos obras, se aprecia la coherencia y profundidad de la crítica de Vargas Llosa hacia las instituciones y la sociedad peruana, así como su habilidad para explorar la naturaleza humana en contextos variados y desafiantes.
Sin duda, Vargas Llosa es un autor que me fascina y se ha convertido en un imprescindible en mi colección. Su narrativa sin filtros, la crítica honesta a su propio país y la calidad literaria de su escritura lo dotan de un gran carisma y personalidad como escritor.
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