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Reseña de CORAZÓN QUE RÍE, CORAZÓN QUE LLORA de Marysé Condé

Reseña de libro de la guadalupeña Marysé Condé, Premio del Nobel Alternativo de Literatura.

La identidad es como un vestido que tienes que ponerte,

lo quieras o no lo quieras, te quede bien o no.

Cada mes recibo la caja se suscripción Bookish: un libro sorpresa cada mes. La caja de febrero llegaba fuerte con una apuesta de la Editorial Impedimenta: Corazón que ríe, corazón que llora de Marysé Condé.

Empezamos con la sinopsis del libro:

No es fácil vivir entre dos mundos, y la niña Maryse lo sabe. En casa, en la isla caribeña de Guadalupe, sus padres se niegan a hablar criollo y se enorgullecen de ser franceses de pura cepa, pero, cuando la familia visita París, la pequeña repara en cómo los blancos los miran por encima del hombro. Eternamente a caballo entre la lágrima y la sonrisa, entre lo bello y lo terrible, asistimos al relato de los primeros años de Condé, desde su nacimiento en pleno Mardi Gras, con los gritos de su madre confundiéndose con los tambores del carnaval, hasta el primer amor, el primer dolor, la vocación literaria, la primera muerte. Los recuerdos de una escritora que, muchos años después, echa la vista atrás y se zambulle en su pasado, buscando hacer las paces consigo misma y con sus orígenes. 

Libro de Corazón que ríe, corazón que llora de Marysé Condé. Aparece junto a una máquina de escribir antigua.

Cuando leí la sinopsis del libro y las primeras páginas, no pude evitar evocar a Toni Morrison, escritora afroamericana que ganó el Premio Nobel de Literatura (1993): “Who in novels characterized by visionary force and poetic import, gives life to an essential aspect of American reality».

Ambas escritoras se centran en un tema: los orígenes, las raíces familiares y el conflicto de raza. Morrison lo hace sobre los afroamericanos y Condé sobre los guadalupanos. En el primer caso, tenemos un conflicto racial entre los blancos y negros de Estados Unidos, y en el segundo caso entre los franceses guadalupanos y los franceses europeos (y en general, toda la raza blanca europea). Toni Morrison opta más por la ficción, mientras que Condé prefiere emplear el recurso narrativo de la autoficción y utilizar su testimonio como protagonista de la novela.

En el libro de Marysé Condé hay dos temas muy claros: el conflicto de razas, como bien he mencionado, y la inocencia de los niños. La autora compartirá sus vivencias desde pequeñas y seremos partícipes de toda su evolución personal, y de cómo la inocencia de la niñez irá poco a poco desapareciendo para presentarnos a una Condé mucho más escéptica y consciente sobre la vida. De hecho, he tenido la sensación que este segundo tema, esta parte más introspectiva de la autora, eclipsaba ligeramente el conflicto de razas.

El libro comparte una cultura sobre la cuál no tenía ni idea, y nos invita de nuevo a reflexionar: realmente, el racismo está en todas partes, en cada lugar, y lo más frustrante es cuando el racismo también nace en las personas de la raza que se insulta en cuestión. Como la familia Muerto se sentía superior al resto de negros y como la familia de Condé se enorgullecen de ser franceses de pura cepa y se niegan a hablar criollo.

Me ha gustado que Condé no se ha escondido en ningún momento ni ha suavizado los comportamientos de su familia. Nos lo cuenta tal y como lo vivió de niña, y así nos lo narra: con palabras y pensamientos directos, sin retorcer nada, con la inocencia y sentido común de una niña pequeña.

En mi opinión, el libro va ganando poco a poco, y he simpatizado mucho más con la Condé ya adolescente que se empieza a cuestionar las cosas. Que empieza a tomar sus decisiones y se equivoca, que vive aparte de las faldas de su madre. Me hubiera gustado conocer más a esta Condé. Por fin la conocemos un poco más, con profundidad. Justo cuando termina con un <<acababa de tropezarme con la vida, la vida de verdad, con su cortejo de duelos, de fracasos, de inefables penas y de alegrías siempre a destiempo>>. Me quedo con la intriga por saber cómo Condé se desenvolvió en el mundo a partir de este momento.

Quizás es lo que me ha faltado en la primera parte del libro: algo más de reflexión. Por supuesto que está narrado desde el punto de vista de una niña y la autora mantiene muy bien su tono infantil, pero ya que nos encontramos frente a un libro complejo, que se nos presenta un conflicto social importante, me he quedado con las ganas de saber más sobre este. Condé presenta el problema a partir de su vivencia pero quizás alguna situación externa a ella hubiera ayudado en la comprensión y el desarrollo del conflicto en la narración. El libro promete rebelarnos lo que significa criarse como mujer en una colonia americana y describir el conflicto de ser una adolescente de raza negra en el corazón de Europa, pero creo que se ha quedado a medias del dibujo. Aunque, por supuesto, se nos presentan situaciones muy duras que Condé sufrió a causa del racismo, y es fácil hacerse una idea del conflicto de identidad que tuvo que pasar la familia de Condé. Creo que esta parte se tendría que haber potenciado un poco más.

Sin embargo, me ha gustado muchísimo y valoro enormemente el punto de vista que ha utilizado la autora. Simplemente que necesitaría otra lectura para completar mi conocimiento sobre el conflicto racial de la isla de Guadalupe: la escritora ha puesto más énfasis en su evolución en esta época concreta, su desarrollo de pensamientos, y en esto os aseguro que lo ha conseguido con mucho éxito. Lectura recomendada.

Como siempre digo, si te ha gustado el libro y quieres comprártelo, puedes hacerlo a través de este link y contribuirás al mantenimiento del blog <3

Corazón que ríe, corazón que llora: Cuentos verdaderos de mi infancia (Impedimenta)

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