Tenía muchas ganas de ponerme con una novela de Javier Marías y ha sido casualidad que este año publicara su último libro, Tomás Nevinson. Realmente siento bastante curiosidad por el autor, ya que se rumorea que el próximo escritor español en ganar el Premio Nobel de Literatura podría ser Marías perfectamente. Hoy os traigo la reseña de Tomás Nevinson, publicada por Alfaguara.
Tomás Nevinson, marido de Berta Isla, cae en la tentación de volver a los Servicios Secretos tras haber estado fuera, y se le propone ir a una ciudad del noroeste para identificar a una persona, medio española y medios norirlandesa, que participó en atentados del IRA y de ETA diez años atrás. Inés Marzán, Celia Bayo o María Viana: ¿quién de ellas tres es Magdalen O’Dea? Estamos en 1997. El encargo lleva el sello de su ambiguo ex-jefe Bertram Tupra, que ya, mediante un engaño, había condicionado su vida anterior.
Javier Marías nos trae una extensa novela de casi 700 páginas que, a pesar de lo que puede aparentar la trama, se aleja del género thriller: sí, hay una gran parte dedicada al trabajo de Tomás Nevinson en esta misión secreta, quien usará el seudónimo de Miguel Centurión para mantenerse anónimo. Sin embargo, hay que aceptar que no se trata de eso y que si tu intención como lector es jugar a adivinar «el malo de la historia», la novela te va a decepcionar. Insisto: no es un thriller. La verdad es que no importa quién de las tres mujeres fichadas sea Magdalen O’Dea.
Tomás Nevinson es una novela muy introspectiva que estudia los límites de este protagonista. Una reflexión general sobre las distintas esferas de la vida de Tomás Nevinson: la vuelta al trabajo secreto, las relaciones que va forjando, el matrimonio con Berta Isla, su pasado profesional que ha dejado muchas huellas.
Por este motivo es un libro tan largo: no porque tiene muchas cosas que contarnos a nivel de “acción”, sino porque es un reflejo muy realista del tiempo que se tarda en hacer un trabajo de este calibre pero sobre todo, en tomar decisiones importantes. En rectificarlas, en recuperar lo perdido y en pensar en el futuro que queremos.
Tomás Nevinson no es un libro a cámara rápida: es un guisado que necesita su tiempo para conseguir este efecto más íntimo y frustrante. La vida de Tomás Nevinson no puede replantearse en en cien páginas; todos los límites éticos y las huellas del pasado que debe explorar requieren de mucho más. Y que no se confunda el término libro largo con denso, porque no lo describiría así.
Recuperando ahora la palabra thriller, es cierto que Javier Marías intenta hacer algo complicado y es hacerle entender al lector que en esta historia no se trata de involucrarse en este Servicio Secreto y adivinar quién es la culpable. De hecho, uno tiene ganas de saber quién de las tres es Magdalen O’Dea pero la realidad, visto con perspectiva, es que en ningún momento me he encontrado conectando las piezas del puzzle para hacer mi apuesta. Me interesaba más Tomás Nevinson y su relación con Berta Isla, por ejemplo, que saber quién era la responsable. Entiendo, pues, que Javier Marías ha cumplido con éxito su objetivo de no encasillarse en una novela thriller que involucrara demasiado al lector y la parte introspectiva, el desarrollo completo de Tomás Nevinson como personaje principal, ha ganado en peso.
También me ha sorprendido gratamente el desarrollo de los personajes secundarios, aunque la mayoría del tiempo están ausentes. Berta Isla es el ejemplo más claro y, sin duda, la relación de ese matrimonio ayuda a entender mucho la personalidad de Tomás Nevinson. O bien también es muy fácil imaginarse a Celia Bayo y María Viana, a pesar de tener menos protagonismo en esta historia en comparación a Inés Marzán. Me parece que es una técnica muy inteligente que usa el autor: se nos permite conocer con mucha más profundidad a Tomás Nevinson a través de estas relaciones con otros personajes secundarios. Las interacciones se usan con criterio y con una intención; estos personajes existen para que la figura de Tomás Nevinson sea mucho más completo, no porque ellos tengan algo importante a decirnos.
Para terminar esta reseña de Tomás Nevinson decir solamente que me ha gustado bastante y me han dado unas ganas tremendas de leer la novela anterior de Berta Isla (se pueden leer por separado perfectamente). Solo tengo un pequeño comentario sin importancia, para ponerle alguna pega: aunque entiendo y yo misma he justificado que la novela sea tan larga, reconozco que las páginas de la mitad del libro se hacen algo más pesadas y cuesta recuperar la lectura pero se recupera bien el ritmo en el desenlace.