Cuenta atrás para los Oscars y otros premios grandes. Es hora de ponerse en situación y, a pesar de seguir con una cartelera bastante pobre, hay que seguir apoyando las pocas producciones que van saliendo: hoy os traigo la crítica de la película El Padre del director y escritor francés Florian Zeller. Y qué sorpresa de película. Qué maravilla todo: Anthony Hopkins, Olivia Colman, el guión, el montaje. La película es una adaptación de la obra de teatro francesa Le Père (20212).
Anthony (Anthony Hopkins), un hombre de 80 años mordaz, algo travieso y que tercamente ha decidido vivir solo, rechaza todos y cada uno de las cuidadoras que su hija Anne (Olivia Colman) intenta contratar para que le ayuden en casa. Está desesperada porque ya no puede visitarle a diario y siente que la mente de su padre empieza a fallar y se desconecta cada vez más de la realidad. Anne sufre la paulatina pérdida de su padre a medida que la mente de éste se deteriora, pero también se aferra al derecho a vivir su propia vida. (Sinopsis de Filmaffinity)
Esta sería la sinopsis de la película y en esta crítica de El Padre no habrán más spoilers que esto, así que puedes leer sin problema 🙂
No sé cómo empezar. Los dramas son uno de los géneros más comunes y a veces cuestan. A menudo, incluso, parecen forzados en este intento de crear problemas y personajes desgraciados con una vida desgraciada sin una pizca de esperanza. No es el caso de El Padre: la idea es realmente sencilla y una de las situaciones más habituales a día de hoy. Los padres se hacen mayores y con el paso del tiempo necesitan alguien que los cuide: a pesar de su tozudez de “poder con todo y no necesitar la ayuda de nadie”, no pueden controlar las flaquezas físicas ni las malas jugadas de su mente.
El Padre refleja las pérdidas de memoria y las confusiones cada vez más habituales de Anthony de una forma magistral como nunca antes se había hecho (o al menos lo que recuerda mi historial cinéfilo).
Por un lado, tenemos a Anthony Hopkins. He seguido su carrera actual bastante cerca pero confieso que me pierdo en sus películas de los años 80 y 90 para poder hacer una valoración sólida: en mi experiencia personal, nunca había vivido una interpretación de Hopkins tan intensa.
Con El Padre, he reído y llorado desde el corazón, y aún ahora escribiendo esta crítica, se me ponen los pelos de punta y se me hinchan los ojos al recordar esta escena final de la película que me dejó destrozada. Lo de Anthony Hopkins es de otro nivel y hacía mucho tiempo que un actor no me emocionaba durante todos los minutos de la película, sin ninguna pausa. Esta intensidad no es molesta para nada porque, como decía, se sabe jugar perfectamente con esta mezcla de cómico (aunque sin dejar nunca la tristeza innata) y drama. Cierto que el papel de Anthony está en bandeja para que el actor se luzca y nos regale un drama de diez, pero también conlleva una gran responsabilidad cuando la historia es tan natural y tan sencilla que todo el peso recae en las interpretaciones. Y, por supuesto, en la magnífica idea del montaje de la que ahora hablaré.
Tampoco olvidar a Olivia Colman como Anne, su hija. Para mi, su aparición es igual de importante en esta historia que la de Anthony, ya que nos cuenta la otra cara de la historia: esta dualidad de querer estar siempre allí al lado de tu familia pero tampoco querer renunciar a tu vida personal. Anne es el personaje que más sufre en esta historia y, a pesar de no tener tantas líneas de guión como su padre, su presencia lo dice todo.
La interpretación de Olivia Colman, desde la sencillez también, nos da suficiente información para crear una descripción muy profunda de sus tormentos interiores: la presión de su nueva pareja para delegar la responsabilidad de su padre, la búsqueda de afirmación paternal, las comparaciones con su hermana pequeña Lucy, el aferrarse a los pequeños detalles de su padre para calmar su interior. Y mucho más… Todo esto sin mucho guión y mucha mano de montaje y dirección. Es brutal.
Por último queda hablar de esta manera tan original y tan ideal de reflejar los problemas de pérdida de memoria y confusión de Anthony: quizás no tengo suficientes referencias cinematográficas pero yo nunca lo había visto. Tampoco quiere hacer muchos spoilers, ya que para mi es el valor añadido de la película, lo que realmente la distingue de un drama corriente, así que voy a hacer una breve mención. El uso de personas desconocidas y cambiar a los personajes como Anne, las repeticiones en bucle de diálogos y las conversaciones que ni el propio espectador sabe si son realidad o delirio de Anthony son algunos de los recursos que Florian Zeller emplea para transmitir estas pérdidas de memoria y episodios de confusión de el padre. Sublime.
He tenido una conexión especial con esta película, lo confieso. Con los premios que vienen ahora, tengo claros dos ganadores: el de Anthony Hopkins y el de mejor montaje. También se lo daría a Olivia Colman y a mejor película, no lo dudo, pero aquí entendería que mucha gente no ve a El Padre como una producción digna de ganar un Oscar. No es tan impresionante pero si elegimos la más emotiva, las otras de la lista pueden quedarse atrás.
Tampoco quiero opinar ahora de las nominaciones y los ganadores de los premios de este año porque todavía tengo tres películas importantes pendientes de ver, así que por ahora lo único que queda por decir es: id a ver El Padre. Ni el trailer ni este póster tan casposo (disculpad la crítica) le hacen justicia a la película. Es mucho más sorprendente y carismática de lo que parece a simple vista.
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