Reseña de PERSECUCIÓ de Toni Sala.

“Vaig sortir un any amb un home, fins que vaig saber que havia matat la seva dona. Va dir-m’ho ell mateix”.

Con este brusco inicio, empieza la novela de Toni Sala, publicada por L’Altra Editorial y que, de momento, solo puede leerse en catalán. Pero ya os adelantamos que es una obra magnífica que deseamos que se traduzca para poder llegar muchos más lectores. Hoy os traemos la reseña de Persecució de Toni Sala.

Albert Jordi y Élia hace cosa de un año que empezaron una relación. Un día como cualquier otro, Albert Jordi le confiesa a Élia que hace nueve años mató a su ex mujer, Sara, acto por el que estuvo en prisión. Una cadena de persecuciones se desatarán a partir de esta confesión: la huída de Albert Jordi y la búsqueda y el sufrimiento de Élia, al mismo tiempo que se desencadenan otras cazas protagonizadas por unos personajes secundarios de lo más peculiares, como los compañeros de prisión de Albert Jordi o bien la recepcionista del hotel de Riudellots que vive obsesionada con los aviones.

Una persecución, diferentes motivaciones.

Persecució se inicia con una primera parte que va intercambiando distintos puntos de vista: los de Élia, Albert Jordi, Mercury, un hombre de setenta años que fue su compañero de prisión y que mantiene una extraña relación con Andrés, bastante más joven que él, o bien la recepcionista del hotel Teresa.

Partiendo de la escena inicial, cada uno de estos personajes tendrá una motivación distinta para encontrar a Albert Jordi: ya sea por interés y avaricia (Mercury y Andrés), por simple curiosidad y una necesidad un poco tóxica de cuidar de los demás (Teresa), o por buscar la paz consigo misma, para cerrar una etapa (Élia).

Es cierto que hay tramas, puntos de vista, que resultan mucho más entretenidas y ágiles que otras, como las aventuras repulsivas de Albert Jordi con sus compañeros o sus reflexiones de auto-aprovación sobre el asesinato de su ex mujer. Hasta que no llegamos a la segunda parte, la traca final entre Albert Jordi y Élia, los pensamientos de sufrimiento de nuestra segunda protagonista y la historia, en mi opinión, demasiado desarrollada de Teresa no logran ser tan apetecibles.

Sin embargo, hablamos de un libro escrito con un estilo de lo más personal y una prosa de lo más exquisita. Toni Sala no se anda con rodeos y no tiene filtros a la hora de contarnos las cosas, y lo hace a través de este vocabulario tan elaborado que él domina. Los párrafos largos de descripciones detalladas o de monólogos incesantes evocan al estilo de Jaume Cabré: frases largas que no descansan, sin pausa. Una propuesta arriesgada si no dominas la técnica como escritor pero que Toni Sala ha conseguido emplearlo con sentido.

Sobre los límites del mal

Uno de los trabajos de Toni Sala ha sido desnudar completamente un asesino, a Albert Jordi. Conocerlo por todos los lados, tanto a través de sus pensamientos y reflexiones como a través de sus acciones en el presente. El juego aquí está en hacer dudar al lector: ¿conseguirá este sentir empatía por el lector? Un asesino que es capaz de confesar a su pareja actual la muerte de su ex mujer o que bien no está dispuesto a caer de nuevo en las redes de sus compañeros Mercury y Andrés. ¿Lo justifican? ¿Ha pagado ya la condena? ¿Tiene derecho a rehacer su vida?

En mi caso, no he empatizado con el asesino pero lo que sí que ha pasado es que lo he humanizado. Toni Sala ha conseguido que no colocara la etiqueta de asesino a Albert Jordi mientras que sí lo he hecho con sus compañeros de prisión. El abismo que separa el humano del asesino se ha estrechado y esta sensación asusta. Aunque también es cierto que consigues que esta humanización desaparezca gracias al sublime desenlace de la historia, muy bien encontrado.

Conclusión

Después de esta reseña de Persecució de Toni Sala, solo queda avisar que no es una novela para los que tengáis la piel muy fina: es una historia brusca, con mucha violencia, que narra las cosas sin tapujos y trata temas delicados como el racismo, las drogas, el sexo en su forma menos inocente y la muerte. 

Una novela que consigue conmocionar, dejarte en una especie de estado de shock momentáneo pero que, por suerte, el autor parece haber tenido algo de compasión con el lector porque nos ofrece un final que compensa los malos tragos vividos con esta historia.

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