El argentino Eduardo Risso me parece uno de esos genios escondidos del momento. Su trazo es limpio, seco, aparentemente simple. Sus sombras a lo ‘Sin City’ (la relación de la pareja con Frank Miller va más allá de alguna contraportada) empiezan a dar verdadera cuenta de lo que es capaz y la cosa adquiere gravedad. Pero desde luego si hay algo que me tiene absorbido del todo es la maravillosa monocromía que despliega en las viñetas de esta tremenda novela gráfica. Su lectura me ha dejado un fascinante colocón caleidoscópico por su increíble manejo del color. Iluminar así los rostros y escenas con leves diferencias tonales está al alcance de muy pocos. Me ‘recuerda’ (me ‘sospecha’ mejor) a cuando Hitchcock metía bombillas en vasos de leche para iluminar la atención del espectador y crear encuadres únicos. Genialidades todas.
El marco para tanto despliegue de talento es el cómic ‘Moonshine’, donde vuelve a hacer deliciosa dupla con el guionista de la mítica ’100 balas’, maravillosamente encasillado y empecinado en mostrarnos las tramas de la América profunda y rural. Aquí se da un toque más sobrenatural que en su recientemente reeditado ‘American monster’, por ejemplo y un fondo de cine noir años 20 cuyo resultado no puede molar más.
Un implacable miembro de la mafia urbana viaja a las montañas profundas de Virginia en plena Ley Seca con la misión de convencer a un destilador clandestino para que les venda su glorioso whisky artesanal. La resistencia que se encontrará en el clan familiar es sobrenatural y licántropa (no es spoiler que sale en la segunda portada). Hombres lobo y estilo años veinte, ¿qué puede salir mal cuando uno aúlla trajeado con mucha clase?
Doce volúmenes en principio que edita Planeta Cómic (va por el segundo a un ritmo lentísimo) dentro de su colaboración con Aftershock, especializada en cómic independiente USA.
Personajes retorcidos con mil aristas y ninguna piedad o esperanza vital. Toques de misterio abierto y hasta magia negra, pantanos, blues, mafia, monstruos clásicos a lo ‘Universal’, maldiciones familiares… Todo en sombra y todo iluminado por un manejo de la viñeta y la composición sin igual.
Su aplicación del color es tan perfecta y pasmosa, que asombra y da más miedo que toda la trama entera, lo que ya es decir.