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Crítica de HOLLYWOOD (2020)

Crítica de Hollywood (2020), la nueva serie de Netflix: bienvenido a Dreamland

Hace cosa de un mes Netflix estrenaba una nueva serie, Hollywood dirigida por Ryan Murphy (Glee). La verdad es que tardé poco de dos días en terminarla: de ritmo ágil y trama fácil, sus siete episodios son de consumo rápido. Sin embargo, hoy os traigo la crítica de Hollywood (2020) para, precisamente, criticarla un poco. Esta reseña contiene algunos spoilers.

Ambientada en los años 40, la historia se centra en un grupo de jóvenes que aspiran a cumplir su sueño en Hollywood: unos quieren ser actores, otros guionistas y los más ambiciosos, directores. Para la mayoría, no existen límites para alcanzar sus sueños. Jack, aspirante a actor, y Archie, un guionista que trabaja desde el anonimato por ser negro, trabajan en una gasolinera que sirve de tapadera para ofrecer servicios sexuales. Roy, otro en la cola de Hollywood, se verá sometido a los deseos sexuales de su representante Henry, interpretado por Jim Parsons, para conseguir algún papel en la gran pantalla. O bien Camille, quien tendrá que esforzarse el doble por el simple hecho de ser negra, a pesar de ser una actriz magnífica.

Una de las empresas cinematográficas más importantes del momento sigue produciendo sus películas convencionales de taquilla fácil. Sin embargo, el director sufre un infarto y su mujer asume el cargo. Avis (Patti Lupone) tomará la decisión de arriesgar e intentará dar un gran paso en la industria del cine: Hollywood, pues, pretende ofrecer una historia paralela de la industria del cine si estas dinámicas y prejuicios en cuanto a raza, género y orientación sexual hubieran desaparecido años atrás. 

La pregunta sería: ¿ha funcionado? ¿Han conseguido hacer que el espectador reflexione sobre un posible nuevo Hollywood? Pues la verdad es que no, e incluso me ha parecido algo ofensivo. Antes de entrar en materia negativa, quería mencionar que el reparto sí que ha estado a la altura: Patti LuPone, quien hace de Avis, la nueva directora, es el mejor papel sin duda y el personaje más interesante. Tampoco se quedan atrás el ya conocido Jim Parsons, haciendo de manager pervertido y abusador de su poder, y otras caras menos conocidas que hemos podido ver: David Corenswet, Jeremy Pope, Laura Harrier o Darren Criss entre otros. No sería justo culparlos a ellos.

Entrando ya en la trama, Hollywood busca la lágrima fácil y nos cuenta una historia demasiado inocente y utópica. No consigue presentarse como “la alternativa” a la industria del cine, sino como una ficción poco realista y algo insultante si lo seguimos comparando con la situación actual.

Que en los años 40 una mujer asuma el cargo de la productora más importante del mundo, que Archie, un hombre negro escriba un guión y gane un Oscar a la primera y que la trama entera de una película se adapte para que su protagonista sea Camille, una mujer negra (y que también gane el Oscar) son situaciones muy poco creíbles, ya que a día de hoy todavía hay un largo camino por hacer. Ojalá en el teatro de celebración de los Oscars, donde no se permitía la entrada a personas negras (aunque estuvieran nominadas), solo hubiera hecho falta una mirada de odio y cuatro palabras acertadas como hace Camille al de seguridad cuando llega y no la deja pasar, y solo con este gesto le hace cambiar de opinión. Ojalá fuera así de fácil.

Posiblemente, lo que más me ha molestado de Hollywood ha sido la manera en cómo se ha tratado a la raza negra, minimizando sus problemas y solucionándolos en cuestión de minutos. Me lo he tomado como una falta de respeto a la historia de esta gente que todavía hoy siguen luchando por romper los prejuicios. Claro que el escenario debería ser como lo pinta Hollywood pero la ejecución, en mi opinión, ha sido desacertada.

Por el resto de temas, nada espectacular pero están mejor integrados: hay pinceladas de feminismo con Avis al cargo, lo cual me parece que es el giro de guión más interesante de la serie, y toda una trama sobre la relación homosexual entre Roy y Archie que tampoco termina de ser del todo coherente.

Archie es uno de los personajes más “polémicos” de la serie por ser negro y gay, el combo perfecto para los años 40. Pero Hollywood deseaba tanto un final feliz que ha forzado demasiado ciertas situaciones: la pareja se presenta junta a la alfombra roja y los fotógrafos los empiezan a ignorar; pero luego Archie gana un Oscar y hace su aparición y discurso sin problemas. No lo insultan, no lo echan; no es es coherente con lo que hemos visto anteriormente en la alfombra roja. De nuevo, ojalá fuera tan fácil hacer cambiar de opinión a la gente.

Sé que la idea inicial de Ryan Murphy era crear este mundo alternativo de la industria del cine pero la ejecución no logra esto. Quizás una buena idea, por ejemplo, hubiera sido mezclar las dos realidades, la que fue y la que parece sacada de un sueño, tratada desde una perspectiva más dramática y seria. Si decides analizar bien la serie, entenderás que puede resultar algo ofensiva: presenta una solución demasiado fácil que no empatiza para nada con la realidad. Y más si lo comparamos con la situación actual que está viviendo Estados Unidos, un 2020 que todavía lucha contra actos injustos de racismo de abuso policial y judicial. Es demasiado irreal, demasiado utópico. Quizás el background de Ryan Murphy, creador y guionista de la serie feliz Glee, se hace demasiado evidente.

Voy a seguir con esta crítica de Hollywood (2020) con las dinámicas sexuales que vemos: la prostitución de los jóvenes desde la gasolinera, liderada por Scotty, y los favores sexuales que pide Henry, este manager que abusa de su posición de poder e influencia. De nuevo, nos encontramos con una frivolización de temas serios que en la serie se tratan incluso desde una perspectiva cómica.

Scotty no es visto como un personaje deplorable que se aprovecha de jóvenes desesperados para sacar dinero, sino que incluso lo premian y le dan un papel a la película de éxito. Por otro lado, Henry sí que es más ignorado y no genera buenas vibraciones entre la gente, pero aun así su influencia vale más: le dejan ser productor de la serie, asistir a las ceremonias y ser uno más del grupo. Mientras que Hollywood ha intentado ofrecer una alternativa a temas como el racismo y sexismo, se ha olvidado de denunciar estas prácticas sexuales. La realidad es que las escenas divierten y son entretenidas, pero al terminar la serie es fácil reflexionar y detectar escenas inmoralmente incorrectas que no están bien planteadas.

Conclusión 

Para terminar esta crítica de Hollywood (2020), un pequeño resumen de todo lo mencionado anteriormente: no se puede negar que la serie tiene una estética fantástica y un elenco de personajes bastante interesantes. Tampoco hay que ignorar el trabajo de edición, el ritmo ágil de los episodios y el dinamismo de la trama que te harán que veas Hollywood en dos días.

Desafortunadamente, el objetivo inicial de la serie no cumple con el resultado final. La idea de crear una historia paralela al mundo de Hollywood no es lograda desde el momento en que se minimizan y frivolizan temas serios como el racismo o las dinámicas sexuales. Sensacionalista y con la intención de buscar la lágrima fácil del espectador, los sueños de los personajes se cumplen sin muchos obstáculos y no representan un reflejo fiel a la realidad.

Esta reflexión más profunda no llega hasta el final: el último episodio es uno de los más baratos (a nivel de trama) y predecibles que he visto en los últimos años, y es cuando el espectador se da cuenta de que todo es un engaño. Todo sale bien a la primera, todos ganan un Oscar, el mundo ha dado un paso y ya no es tan racista, ni tan homófobo ni nada. También es cierto que muchos espectadores no habrán llegado a un nivel tan profundo de análisis y se habrán quedado con el buenrollismo de la serie, que esto no se lo quito. Algunos también habrán interiorizado el lema populista de «que nadie te impida cumplir tus sueños».

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