La novela de Neil Gaiman y Terry Pratchett se estrenó en Amazon Prime este mayo de 2019. Hoy os traemos la crítica de Good Omens.
El escritor inglés ha visto varias de sus novelas adaptadas a la gran pantalla. La última apuesta ha sido Good Omens (Buenos presagios), el libro escrito junto a Terry Pratchett, y que este mayo de 2019 Amazon Prime ha emitido por primera vez. La serie ha sido dirigida por Douglas Mackinnon y escrita por el propio Neil Gaiman. De momento, os puedo avanzar que el escritor ha afirmado que Good Omens ha sido la mejor adaptación que ha visto de todas sus novelas. Hoy os traemos la crítica de Good Omens. La serie de Amazon Prime protagonizada por David Tennant y Michael Sheen.
La sinopsis oficial es la siguiente:
El fin del mundo se acerca, lo que significa que un ángel quisquilloso (Michael Sheen) y un demonio de mala vida (David Tennant), que se han encariñado demasiado con la vida en la Tierra, se ven obligados a formar una extraña alianza para detener el Armagedón. Pero han perdido al Anticristo, un niño de 11 años que no sabe que está destinado a traer el fin de los días, obligándolos a embarcarse en una aventura para encontrarlo y salvar el mundo antes de que sea demasiado tarde.
A ver, cómo empezamos. Resumido en una frase sería algo así como: una serie muy recomendable donde la relación entre el ángel Aziraphale y el demonio Crowley roban todo el protagonismo de la serie. Las interpretaciones de Michael Sheen y de David Tennant eclipsan la del resto de personajes de manera brutal, y por lo tanto, también sus historias. Vamos a desarrollarlo.
Aziraphale y Crowley
Good Omens cuenta con dos grandes actores protagonistas: Michael Sheen (Masters of Sex) y David Tennant (Doctor Who). Ángel y demonio se han hecho mejores amigos a lo largo de los años, y este afecto creado a menudo hace que se olviden de sus funciones como criaturas fantásticas que son. Se pasan la serie sacando de apuros al otro. La química entre los dos personajes es tan fuerte que el espectador puede pensar que Aziraphale y Crowley son algo más que amigos. Aunque la serie no resuelve este tema, no nos sorprendería: se protegen, se enfadan por tonterías, se echan de menos, etc.
En la serie de Good Omens, ángel y demonio se unen para evitar el Armagedón, el fin del mundo. Aunque este tendría que ser el pilar central de la serie, es inevitable que el espectador disfrute mucho más con las escenas de amistad entre Crowley y Aziraphel. Cuando estos dos no aparecen en la pantalla, el interés del espectador cae en picado.
Muchas tramas, poco desarrollo
Aunque la serie cuente con un casting de actores secundarios bastante bueno, sus historias quedan totalmente eclipsadas. Aquí no la voz en off que representa a Dios, la cual es la de Francis McDormand y no podría haberse elegido una voz mejor. No es culpa de la interpretación de los actores sino de que sus temas quedan desarrollados con demasiada superficialidad. La novela de Neil Gaiman y Terry Pratchett tiene muchísimo potencial pero con seis episodios ni el mismo Aziraphel podía arreglarlo con un milagro. Hay demasiadas cosas por tratar y poco tiempo.
Tenemos, por una parte, la guerra entre ángeles y demonios. El cielo y el infierno. Espacios muy atractivos que al espectador le hubiera gustado poder disfrutar más. Sin embargo, no hay tiempo para desarrollar los rifi-rafes entre los dos mundos. A destacar Jon Hamm (Mad Men) como mejor actor secundario de la serie, quien interpreta al Ángel Gabriel.
Por otra parte, tenemos la trama de los cazabrujas que no termina de encontrar su hueco en la serie. También existe el grupo de niños a lo Stranger Things (pero con menos carisma), cuyo líder es el mismísimo Anticristo, el niño que Crowley y Azaraphiel perdieron.
A la vez, hay la trama de los cuatro jinetes del Armagedón, cuyas historias se nos presentan sin ningún tipo de contextualización y quedan un poco de bulto. Los cuatro jinetes representan la muerte, la contaminación, la guerra y el hambre, y vienen a completar el fin del mundo.
Y finalmente, las aventuras de Anathema Device, la bruja cuya familia lleva años preparando para el Armagedón siguiendo las profecías de Agnés Nutter. Una trama con bastante potencial que podría presentarse en una serie totalmente distinta para poderla desarrollar bien. En cambio, en la serie de Neil Gaiman no destaca nada y solo sirve para darnos cierta información. Además, Anathema protagonizará un romance totalmente innecesario cuyo objetivo todavía no entiendo.
¿Os he agobiado con tanta información? ¿Tantas tramas? Pues ahora imaginad comprimirlo en un total de seis episodios nada más. Todas estas tramas tienen como meeting point final el esperado Armagedón, el cual se resuelve en cuestión de diez minutos sin ser este nada sorprendente. Así que nos preguntamos cuál es el objetivo exactamente de meter tanta información en una miniserie.
Conclusión
La conclusión, pues, es evidente. La novela de Neil Gaiman y Terry Pratchett nos presenta un tema principal muy atractivo y con enorme potencial: el objetivo de Crowley y Aziraphale para evitar el Armagedón. Mientras que las aventuras entre ángel y demonio son impresionantes y dignas de ver, el resto de tramas y personajes no están para nada a la altura. Y si a esto le sumamos un desenlace poco sorprendente, la serie nos deja un sabor agridulce.
De todos modos, recomiendo que veáis la serie porque la relación entre Crowley y Aziraphale compensan el resto de historias. Ya solo por eso, vale la pena darle una oportunidad. Solo recordad que es completamente normal sentirse confundidos y agobiados con tanta información. Esperamos que os haya ayudado a decidir nuestra crítica de Good Omens de Neil Gaiman.
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