La Academia Sueca siempre ha sido criticada por sus favoritismos con Europa y, por supuesto, con Estados Unidos. Las cifras realmente justifican estos reproches: desde el año 1901 que se otorga el Premio Nobel, es decir, de un total de 113 premios (a excepción de 5 años que no se entregó), menos de 30 han sido dados a escritores de “fuera” de Europa.
De los 113 premios solo 11 han sido dados a autores asiáticos: 2 japoneses, 2 chinos, 1 turco, 1 israelí, 1 indio y 4 rusos, aunque uno lo rechazó. Todos hombres, por supuesto. En este post vamos a darles algo más de protagonismo y hacemos un repaso de los asiáticos en el Premio Nobel de Literatura.
Antes de todo, mencionar que en esta lista de asiáticos en el Premio Nobel de Literatura se ha incluido Rusia. El gran país es tanto parte de Europa como de Asia («euroasia» lo llaman), y hay mucha polémica alrededor de este debate geográfico, pero por un tema de tamaño se considera más de Asia y así lo hemos mantenido. Lo mismo con Turquía.
1913 – Rabindranath Tagore
La India fue el primer país asiático en recibir el Nobel de Literatura. El responsable fue Rabindranath Tagore, primer no europeo reconocido, quien revolucionó la literatura bengalí y es uno de los escritores indios más importantes del siglo XX.
Fue autor de cuentos, relatos cortos, libros de viaje, poemas y música. Escribía en bengalí y él mismo lo traducía al inglés. Se le otorgó el Nobel como reconocimiento a su carrera y a su implicación social y política (era un defensor de la independencia india y estuvo en contra de la partición del subcontinente indio).
1933 – Ivan Bunin
Con su doble nacionalidad rusa y francesa, Ivan Bunin fue el primer escritor ruso que se alzó con el Nobel de Literatura. Fue sobre todo autor de poemas, aunque también de cuentos y novelas.
Cuando viajó a Estocolmo para recoger el Premio y cruzaba Alemania fue detenido por los nazis, quienes conocían su fuerte oposición al régimen de la Alemania nazi.
1958 – Borís Pasternak
La historia de Pasternak, el primer escritor ruso galardonado con el Nobel, no es precisamente lo que muchos desearían. Después de que la Academia Sueca discutiera por séptima vez su candidatura, en 1958 se le entregó el Premio, cuando una de sus obras más famosas, Doctor Zhivago, se publicó por primera vez en Italia.
Esta obra está ambientada en la Primera Guerra Mundial, luego transcurre por la Revolución Rusa de 1917, y la posterior Guerra civil de 1918-1920. En la novela habla del papel de la intelligentsia durante la Revolución de Octubre, sin el consentimiento del Gobierno de la Unión Soviética, lo cual lo llevó a ser perseguido por las autoridades hasta el día de su muerte.
Pasternak se vio obligado a rechazar el Nobel de Literatura por las presiones del gobierno sovíetico y el KGB, que lo amenazaron con la expulsión de la Unión Soviética. Un final feliz.
1965 – Mijáil Sholojov
Seguimos con esta lista de asiáticos en el Premio Nobel de Literatura. Ya que no fue bien la segunda vez con Rusia, pocos años después lo volvieron a intentar con Mijáil Sholojov y parece ser que no hubo ningún problema. Sholojov fue un miembro importante del Partido Comunista y una de las figuras más importantes de la literatura soviética del siglo XX. Su novela más conocida es El Don apacible, la cual reconstruye la historia de la Guerra Civil Rusa mejor que cualquier libro de historia; de hecho, es lectura obligatoria en las escuelas.
1966 – Shmuel Yosef Agnón
El escritor judío Shmuel Yosef Agnón fue el primero en recibir el Nobel por «for his profoundly characteristic narrative art with motifs from the life of the Jewish people.» La mayoría de sus obras hablan sobre el Buchach, cuando en 1939 fue ocupado por las fuerzas soviéticas. De hecho, su novela más conocida es Etmol Shilshom (Ayer y anteayer), en la que habla de Palestina en los días del segundo Aliya y refleja el periodo del Holocausto judío.
1968 – Yasunari Kawabata
“Fort his narrative mastery, which with great sensibility expresses the essence of the Japanese mind”. Nacido en Osaka, el autor japonés recogió el Nobel algo confundido: no entendía por qué lo recibió él y no su mentor Mishima.
La vejez, el pasado joven y bello, la decadencia de los cuerpos, el paso del tiempo y la muerte son temas recurrentes en la obra de Kawabata que trata con una sensibilidad auténtica, aunque también con una crueldad y brusquedad más imponente, a diferencia de Mishima que era mucho más poético. También los temas de sus novelas son más arriesgados y perversos. Entre sus obras más conocidas destacamos El rumor de de la montaña y La casa de las bellas durmientes.
1970 – Aleksándr Solzhenitsyn
La Unión Soviética estaba on fire. El siguiente en la lista fue Solzhenitsyn, escritor e historiador ruso. En sus obras dio a conocer el Gulag, los campos de trabajo forzados de la Unión Soviética en el que él estuvo preso desde 1945 hasta 1956.
Su carrera como escritor tampoco fue fácil: en 1969 fue expulsado de la Unión de Escritores Soviéticos por manifestar que la censura oficial le había prohibido varios trabajos y que solo había podido publicar tres de sus novelas. Nunca fue a recibir el Nobel en Estocolmo por miedo a que el gobierno soviético no le permitiera regresar, y de paso terminó su obra más conocido, Archipiélago Gulag.
Estuvo exiliado entre 1974 y 1994 en Estados Unidos, hasta que finalmente volvió a su tierra para terminar algunas de sus obras y morir allí.
1994 – Kenzaburo Oé
El segundo japonés que ganó el Nobel de Literatura fue ya en 1994. Kenzaburo Oé nació en Utxiko, en la isla de Shikoku.
Su estilo es muy diferente al de Kawabata: es directo y de novela corta. Se aleja de la mente japonesa más introspectiva e íntima para retratar una imagen más global del país, tocando ideas políticas y temas culturales. Por ejemplo, en Arrancad las semillas, fusilad a los niños pone de manifiesto las clases sociales que persisten incluso durante una guerra y otros temas más filosóficos como el existencialismo.
2000 – Gao Xingjian
El primer chino en recibir el Nobel de Literatura fue Xingjian, autor conocido principalmente por su novela La montaña del alma, que se rumorea que lo coronó con el gran reconocimiento. Se exilió en París el 1987 después de haber sufrido persecución policial y haber sido forzado a destruir sus obras durante la Revolución Cultural (por supuesto, las autoridades chinas no se tomaron nada bien que recibiera el Nobel).
Sin duda, Xingjian es una figura polifacética: escribe narraciones, poemas y también crea y dirige obras de teatro. Su otra faceta, no tan conocida por ahora, es la de pintor.
2006 – Orhan Pamuk
Turquía se estrenó con el Nobel el año 2006. La carrera de Pamuk como escritor empezó a tener repercusión internacional con la novela El astrólogo y el sultán y Me llamo Rojo, una obra ambientada en el Estambul del siglo XVI bajo el reinado del sultán Murad III. El 1990 llegó El libro negro, su primer éxito internacional que terminó durante su estancia académica en Estados Unidos.
El escritor también es un activista defensor de los derechos humanos, particularmente ante los problemas armenio y kurdo en Turquía. Esta posición ha generado conflictos: mientras unos lo admitan, otros como el propio gobierno turco lo consideran un traidor.
2012 – Mo Yan
El autor más prohibido y a la vez más pirateado de China, Mo Yan, recibió el Nobel en 2012. Parece que China no hace más que recibir disgustos por parte de la Academia Sueca.
Aquí somos unos fans absolutos de Mo Yan y ya son varias las obras que hemos leído suyas (que no son precisamente cortas): La República del Vino, Grandes pechos, amplias caderas o Sorgo Rojo. Sus novelas están inspiradas en el realismo mágico de grandes como Gabriel Garcia Márquez y tratan temas políticos y culturales desde la sátira y el humor más crudo.
Y con Mo Yan se termina esta lista de asiáticos que ganaron el Nobel de Literatura. En este lista no hemos incluido a Kazuo Ishiguro. Aunque nació en Japón y muchas de sus novelas están ambientadas en este país, lleva toda su vida en Gran Bretaña, tiene la nacionalidad inglesa y escribe en inglés.
Esperemos que la Academia Sueca se aleje de Europa y viaje más por el resto de continentes que esconden grandes talentos literarios. Y por supuesto, que haya una igualdad entre hombres y mujeres como se lleva intentando hacer desde hace pocos años.
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