Más. Glorioso más de lo mismo. Esta especie de spin-off en femenino de la renombrada saga de Hiroya Oku (se acaba de publicar por Panini el tercer y último tomo de esta mini serie de 15 capítulos del mismo autor) ofrece todas las claves del éxito de la serie original con el plus añadido de: sensibilidad bien entendida -y relativa, ya que mantiene la violencia visceral marca de la casa-; un equipo más unido de lo que nunca vimos antes; y la voluptuosidad habitual multiplicada varias veces.
Estamos también ante una versión más coral. Un autobús de adolescentes se precipita por un acantilado y, en lugar de supervivientes, lo que tenemos es a los desorientados nuevos habitantes de la famosa habitación de la esfera. El habitual juego de supervivencia en su lucha a muerte contra estrafalarios extraterrestres (Men in Black pero bien, sin payasadas) poco a poco se va reduciendo hasta quedar cinco super heroínas, cada una con su propia personalidad y capacidad. Serán asistidas, eso sí, por dos profesionales del juego de verdad (no como en la saga original que apenas alguno tiene idea y si la tiene se niega a compartir información); dos universitarios que ya han logrado varias veces los cien puntos necesarios como para resucitar a algún participante, salir del juego o pedir un arma potente en condiciones.
Sin aminorar el ritmo en crueldad y brutalidad, desmembramientos, trajes ajustados y armas molonas, los participantes sí que parecen colaborar más entre ellos y, sobre todo, manteniendo cierta empatía personal y sensibilidad social en su desenlace final. Es el leve ‘toque femenino’ y diferencial del spin-off. De cualquier manera, se exigirá lo mejor física y psicológicamente de todas ellas en las batallas, poniendo a prueba su liderazgo, puntería, fuerza física o voluntad. Y esto es debido a que el enemigo es más de aúpa que de costumbre. Y con tan sólo dos misiones: una cuyo rival es una mezcla rara de animales sin mayor trascendencia y otra, mucho más protagonista e impactante: una salvaje ‘Alien Sirena’. De los enemigos más temibles que hayamos visto en todo Gantz, voluble en sus formas e implacable en sus mil maneras de atacar. Femenina y letal, es capaz de engendrar criaturas marinas terroríficas o manipular su cuerpo a voluntad.
Vamos, que le da una nueva perspectiva más coral y empática que de costumbre a la inolvidable saga, pero con la misma capacidad para dejarnos boquiabiertos con su impecable dibujo y diseño (a cargo de Keita Iizuka -apenas notarán la diferencia con Oku, que aquí ejerce sólo de guionista-) y atraparnos con su acción desmedida y enganchante. Bendito más de lo mismo…
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